Las prendas digitales son imposibles de ver, tocar ni vestir en la verdad. No se usan telas para su fabricación pues permanecen desarrolladas con tecnología 3D. Sólo hay digitalmente para mostrarlas por medio de las pantallas.

El planeta a un Clic es una serie semanal que explora tendencias, temas recientes y controvertidos. El cyborgismo, la industria del streaming, el sextech, los chatbot, el sharenting, las monumentales tecnológicas, la Generación Z y la Ia (inteligencia artificial), entre otras temáticas van a ser los tópicos que se abordará en cada episodio.
La industria de la moda advirtió que las prendas no deben existir físicamente para ser vestidas y compartidas en redes sociales. Alineados con el discurso de la sustentabilidad, empezaron a desarrollar las primeras colecciones de ropa 100% digital. Las ofrecen como una vivencia de moda creativa que, a la vez, disminuye el efecto negativo de la industria textil sobre el medioambiente.
Según un análisis publicado en septiembre de 2020 por el Servicio de Averiguación del Parlamento Europeo, la moda es la segunda industria más contaminante de todo el mundo desde el petróleo. No solo usa enormes porciones de agua sino que emite gases de impacto invernadero y crea residuos asociados a su veloz descarte.
Según sus estimaciones, “para construir una sola camiseta de algodón se requieren 2.700 litros de agua potable”, lo cual “equivale a las necesidades de bebida de una persona a lo largo de 2,5 años”. Además, la llamada “fast fashion” -la oferta constante de prendas novedosas a costos bajos- acelera el proceso de compra y descarte de la ropa.
“Para construir una sola camiseta de algodón se requieren 2.700 litros de agua potable, lo cual equivale a las necesidades de bebida de una persona a lo largo de 2,5 años”
SERVICIO DE Averiguación DEL PARLAMENTO EUROPEO

“No desperdiciamos más que datos y no explotamos más que nuestra imaginación”, la organización holandesa de moda digital que vendió el primer vestido de alta costura a 9.500 dólares. Iridescence, como se llamó a la pieza digital, ha sido diseñado por Johanna Jaskowska, la artista que desarrolló uno de los filtros futuristas más usados en Instagram, Beauty3000.
“Así como hay filtros digitales para el rostro, además hay librerías que escanean el cuerpo humano y detectan sombras, manos, pies, para montar objetos digitales sobre el cuerpo humano, en esta situación la ropa”, explica a Télam Juan Ramírez, diseñador de realidad aumentada. Empero aclara que además da modalidades más sofisticadas, “hay diferentes desarrollos, podés añadir un objeto estable como una cartera; o podés añadir un vestido que requiere ajustarse a la figura y recrear un desplazamiento orgánico”, y añade “al ser digital, podés modelar maneras y customizar materialidades en tiempo real”.
La utilización de la verdad aumentada en la industria de la moda parece haber encontrado en el aislamiento el instante perfecto para concluir de instalarse. Desarrollos como los probadores virtuales han permitido probar ropa y calzado sin necesidad de ir físicamente a las tiendas. Estas aplicaciones móviles, usan la cámara del celular para reconocer las diferentes piezas corporal y poner la prenda 3D.
“Así como hay filtros digitales para el rostro, además hay librerías que escanean el cuerpo humano y detectan sombras, manos, pies, para montar objetos digitales sobre el cuerpo humano, en esta situación la ropa”
JUAN RAMÍREZ
Sin embargo aun cuando puede parecer novedoso, la ropa digital existe ya hace una época. A fines de 2018, Carlings, una organización escandinava de ropa, arrojó la primera recopilación digital. En aquel instante, el proceso de compra consistió en que el cliente envíe una foto de cuerpo humano completo, escoja la prenda digital y aguarde a que un diseñador edite su imagen con la ropa modelada en 3D que compró, para lograr compartirla en redes sociales. El vestido Iridescense, que además se añadió en posproducción a la foto de su compradora, ha sido además la primera prenda virtual que se vendió como NFT (Non Fungible Tokens), una pieza exclusiva que solo existe en el planeta digital.
Precisamente, desarrollos como la ropa virtual permanecen dirigidos a una generación nueva de clientes que participa de sociedades digitales en redes sociales y, ejemplificando, crea y personaliza sus propios personajes en videojuegos. Marcas de primer grado como Moschino, Gucci y Valentino ya ingresaron al mundo del gaming y venden sus “skins” (ropa y accesorios) para customizar a los avatares de Los Sims, Fortnite y Animal Crossing, respectivamente. Simultáneamente, Prada, Calvin Klein y Chanel, entre otras marcas, visten a celebridades virtuales como Lil Miquela, la influencer que solo existe en la digitalidad sin embargo reúne millones de seguidores reales.
Las redes sociales y los videojuegos se han convertido en una vidriera virtual en donde la moda representa parte importante de su contenido. Si las plataformas son digitales ¿por qué la ropa no podría serlo?